La web Purple Sky escribió una crónica también sobre el primer concierto one-man de Lc5 en la sala BOXX de Shibuya el 19 de diciembre. La traducimos ;)
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Muchos de vosotros aún estáis en esa edad en la que recordáis el momento en que pasasteis a ser mayores. Podíais haberlo descubierto durante vuestro paso al graduaros del instituto, o al descubrir que Papá Noel no existía, o al ver a dos perros haciéndolo en un callejón. Todos tenemos un momento en el que pasamos de sopetón de la ingenuidad de la infancia a la seriedad de la vida adulta.
No sé exactamente qué experimentó Lc5 para que eso les ocurriera (espero que no fuera lo de los perros). Se unieron para crear una banda algo distinta a la previa banda de Miku, An Cafe, más madura. El primer concierto one-man de Lc5 el 19 de diciembre de 2010 fue un recordatorio que nos decía que las estrellas de rock han de crecer, incluso aquellas que imitan la voz del pato Donald.
Mientras que la última actuación de An Cafe tuvo lugar en el icónico y colosal Budokan, la premiere de Lc5 se celebró en un ambiente más sobrio. Tocaron en la acogedora Shibuya BOXX de Tokyo, una sala en la que si formas parte del público, se está bastante cómodo. Era un concierto pensado explícitamente para ver a una banda nueva sin teatros, pirotecnias ni marionetas.
Era obvio que la mayoría de gente de la BOXX no eran simples transeúntes que pasaban por allí, porque en el momento en que bajaron las luces, empecé a escuchar como llamaban a Miku a chillidos, seguidos de esos gritos mezcla de ladridos de perro y gritos falsos de heavy metal tan característicos ya de las adolescentes fans del visual kei. Y parecía no haber escapatoria de ese movimiento de brazos semi-coreografiado que aún a día de hoy me tiene desconcertada (¿se reúnen antes todas juntas para practicar?). No obstante, debido quizá a que la banda solo tiene 6 meses, el público no estaba tan bien sincronizado y a veces se limitaban a mirar al escenario y a agitar la cabeza con la música.
Como esta vez los elementos visuals no eran muy despampanantes, la música tuvo que tener sus momentazos para llamar la atención del público. Lc5 mantuvo un ritmo bastante estándar, la guitarra sonaba agresiva y directa en los momentos apropiados pero oscilando sobretodo entre ritmos pop-rock de manera que llegaba un momento en que la gente podía cantar la letra de esa canción y seguirla. Una estrategia inteligente para un primer concierto. La banda saltó al escenario como si fuera una pizarra en blanco, metafóricamente hablando, sobre la que añadían sonidos y silbidos o experimentaban con sintetizadores o trompetas si así lo querían. Pero por ahora, el concierto no ha servido para impulsar su proyecto a las alturas: han preferido dejar que su música vaya madurando progresivamente, con el tiempo.
Ese era el verdadero encanto del primer concierto de Lc5. El público fue al concierto con una actitud positiva y sin prejuzgar nada de antemano; sin saber con lo que se iban a encontrar pero apoyando a los miembros de la banda a pesar de todo. Parecía como si dijeran a coro “Hey, solo quiero oíros tocar”. Lc5 no es An Cafe, y nadie debe esperar que lo sean. La diversión sigue estando ahí pero, de acuerdo con esta madurez que desprenden, espero que sepan atraer a un público que vaya más allá del mercado de adolescentes gritonas.
Aún me quedé con las ganas de que alguien hubiera dicho “Nyappy,” al menos una vez.
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Fuente: Purple Sky
Traducción: An Cafe Spain