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Lc5 LIVE CORE 2010 [first story] en la Shibuya BOXX
Los domingos fríos son fríos. Puede sonar a esas frasecillas típicas que se ponen de moda en internet, aunque el tiempo de aquel 19 de diciembre parecía hacerse eco de ese refrán. Sobre las 3:30pm, una hora antes de que se abrieran las puertas del Shibuya BOXX, ya había docenas de fans sentados en la entrada a la sala. La gran mayoría luchaba contra el frio vestida con chaquetas oscuras y camisetas apropiadas para la época. Aun así, había un número notable de fans (chicas jóvenes sobretodo), que combatían el frio de una manera mucho más peculiar: con kigurumis.
Estas fans colgaron sus chaquetas y pantalones calentitos en las taquillas más próximas para lucir ropa de Hello Kitty, Doraemon, Stitch y cualquier cosa que fuera colorida y mona. Un guiño a los días de An Cafe donde el nivel de fanatismo lo determinaba la cantidad de colores que eras capaz de llevar puesto; estas valientes fans no daban muestras de arrepentimiento, y dejaron el mal tiempo para otro al que le preocupase. La mayoría de la gente que estaba haciendo cola vestía de negro, tal vez para ajustarse a la nueva y monocromática empresa de Miku.
Cuando la gente ya había hecho cola y empezaba a entrar en la sala, la falta de color se hizo más evidente. Unos pasillos estrechos conducían a la esquina del merchandise y a la mesa de las bebidas, ambas negras y casi vacías, salvo por las camisetas y los singles que estaban expuestos. La sala BOXX no mitigó la sensación de oscuridad, todo lo contrario: complementaba a la perfección a los fans que no iban en kigurumi y que estaban a punto de presenciar uno de los conciertos más oscuros que conservarán en la memoria.
Hay que destacar que el de esa noche iba a ser el primer concierto en solitario de Lc5, apenas seis meses después de que se formaran como banda. Y no quedó una sola entrada: se vendieron todas. En el momento en que la sala estuvo abarrotada de gente, se hizo imposible pensar siquiera en ir un momento al baño. Los fans que iban vestidos de Stitch y de Doraemon estaban en primeras filas; para alivio de los que nos quedamos atrás, la masa se colocó al frente, muy cerca del escenario, sin duda la zona más densa de gente, como tiene que ser.
El concierto empezó en el tiempo previsto, con pequeñas luces que se fueron apagando a medida que la gente empezaba a gritar. El batería, Aki, apareció en escena y a él le siguieron Sato, el bajista, y el guitarrista, Yumeji, seguidos de una salva de aplausos. Reo, el increíblemente alto guitarrista, también salió saludando y agradeciendo los saludos del público. Y caminando hacia el centro del escenario, apareció Miku, cuyos gritos a la multitud nos harían olvidar su estatura durante el resto de la noche.
DIRTY STAR inauguró la noche y, ya con los primeros acordes de guitarra, se hizo evidente que en ningún caso se podría llamar a Lc5“nuevo An Cafe”. No había colores vistosos ni en la sala ni en los trajes de los miembros (todos iban vestidos de negro, empezando por Reo que iba vestido con ropas más anchas e informales, y acabando por Yumeji, que llevaba un traje más formal) y esa tonalidad pop-heavy de la banda anterior de Miku también había desaparecido. Lejos habían quedado las almibaradas y pegadizas canciones como Smile Ichiban Ii Onna, reemplazadas con melodías memorables de piano, como STORY, solos de guitarra y un uso impresionante de los sintetizadores, sobretodo a la hora de tocar LOVELESS, su primer single, que salió a la venta en septiembre.
Las bandas que pueden dar un concierto en solitario en tan poco tiempo suelen tener al menos tres cosas: MCs impresionantes, algunos singles a las espaldas y, con un poco de suerte, una estrella ya consagrada entre las filas. Lc5 tenía las tres cosas. Sorprendentemente, hasta la fecha Lc5 solo había lanzado dos singles; el tercero verá la luz en marzo. Por eso más de la mitad de las canciones en la sala BOXX eran nuevas; tocaron algunas que aún no tenían título.
Los arriba mencionados fans cosplayados apoyaban al tercer requisito, pero eso no quiere decir que Miku “hiciera” a la banda. No, “Lc4” — quitando a Miku — tenías sus propios momentazos, tocando instrumentos durante más de diez minutos y con algunas semejanzas a la famosa Merry Christmas Mr. Lawrence de Ryuichi Sakamoto. Aki en particular tocó de un modo frenético, sacándole partido a una nueva y brillante batería.
Y así llegamos al MC, el segundo de los cuales nos dejó asombrados. Miku presentó una especie de concurso entre los miembros que consistía en ver quien era capaz de dar el mejor “Os quiero” al público. A medida que se iban superando, empezaron a pedir que les subieran las luces o que les pusieran efectos de eco a los micrófonos. Cuando le pasaron el micro a Reo, el guitarrista dijo algo tan sugerente (al público le encantó) que el manager le negó la oportunidad de decirlo otra vez. Aunque ya digo que al público le gusto.
La actuación concluyó con STORY, su segundo single. Aunque respondieron a los pocos minutos a la llamada del encore, con la cual subieron al escenario de nuevo vestidos de un modo más informal. Tras anunciar las fechas de su próxima gira one-man, la banda supo mantener al público a tono hasta la última canción de la noche. En voz alta y también sin palabras, prometieron volver, y se despidieron de los fans. A sus próximos lives en Nagoya y Osaka los seguirá una gira de primavera por Japón.
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Fuente: JaME
Traducción: An Cafe Spain
